Hoy nace el sol tras un cristal empañado,
entre guirnaldas que ocultan la herida,
mientras el hombre, de orgullo embriagado,
niega al hermano el pan y la vida.
Se alzan los muros de antiguos desvelos,
el color de la piel es frontera y es muro,
desprecian credos, profanan los cielos,
y arrojan al \"otro\" a un rincón oscuro.
No hay sitio en la posada del pensamiento
para quien guarda una distinta razón;
el respeto es un eco que se lleva el viento,
y el dogma es la cárcel del corazón.
Lo más triste habita en los ojos pequeños,
en la infancia pura que empieza a mirar,
donde manos adultas marchitan sus sueños
al enseñarlos, temprano, a odiar.
Siembran semillas de rancia ignorancia,
malicia caprichosa vestida de ley,
acortando el paso, quitando la infancia,
atando sus alas al paso de un buey.
¿Qué Navidad es esta, de luces vacías,
si el alma desprecia lo que no es igual?
Son solo palabras, frías letanías,
si no hay un abrazo que venza al mal.
Ojalá el mañana descorra el velo,
y el niño que hoy aprende el rencor,
encuentre en la tierra un trozo de cielo
donde la diferencia se llame valor.