ni en el vado
con el agua al cuello
abandona su marcha
el caballo bueno;
son recelosos de su pasto
los carneros
y los caballos flacos
del salitral;
se esconden los peces
como el fugitivo
en los troncos
caídos sobre el agua
en la orilla del río
que parece el cielo;
poco se dejan ver los cóndores
pero andan en las cuevas
de la quebrada;
además, del patrón
que bajó para Esquel hace un mes
todavía no se ha sabido nada;
unos que pasan por el puesto
me dejaron cigarros;
fumé todo el día
apoyado en la tranquera principal
esperando inútilmente
que alguien venga de visita
para no estar tan solo
en la estancia.