Miro a la gente y en ellas te intuyo, miro a las estrellas
y en ellas te encuentro.
No tienes nombre
ni límite donde;
en energía te revelas,
y por eso te auguro.
Eres armonía y reino del caos,
fuerza que impulsa mi sangre;
más allá del tiempo
sigues tu rumbo,
eres universo.
Y en cada latido,
en cada suspiro,
miro a las estrellas y en ellas te encuentro.
Y más allá de toda sombra
y de toda tensión interna,
sin este cuerpo,
sin este rostro,
a su debido tiempo.
Seguiré tu rumbo,
seré parte de ese tejido mayor,
volveré al polvo de estrellas.
Y desde Oviedo, o desde cualquier tiempo y lugar, más allá del apego, de cualquier duda y del yo...
¡seré universo!