Andrik Navarrete Arias

La voz en los árboles

La voz en los árboles

Busco a ciegas, en el jardín de Gea 

–tan inmenso, que crea 
propia brisa, y crece como una flor–. 
Sigo una voz que me arrastra al amor; 
que da sensual calor 
desde cada ondulante hoja que vea. 

Es tan cantarina esa voz, husmea 

traviesa y me permea 
en esta noche libre, sin clamor;  
con estrellas y verde alrededor. 
Escucho esa voz por 
todo mi paso. ¡Y que me deletrea!  

Son palabras de un pasado inhumano. 

Escuchadas al libre, son confusas, 
pero como las musas, 
adquieren forma al tenderles la mano.

La voz y sus letras siguen difusas, 

pero provienen de un árbol enano. 
Como un altar pagano, 
hay un urutaú de letras ilusas.