Ay maldito dios,
yo insulto tu linaje
y tu rostro pútrido.
Mi estandarte es el humano,
y lo abrazo sin amabages,
lo amo con sus pecados
o sus virtudes escasas.
En cambio ¿tú qué has hecho
por tu creación crepitante?
Le diste salud frágil,
y en el infierno sellaste
el destino de los rebeldes
a tu férreo mandamiento.
Le diste angustia invencible,
le diste dolor ajeno.
Maldito, maldito dios,
yo escupo sobre tu cruz,
y sobre tu estúpida mofa.
Esputo sobre tu tumba
de divinidad extinta.