Juan David Barón Bernal

Casualidades y Causalidades

El azar es un péndulo ciego que nos cruza. Nos lanza a la calle, nos hace chocar el hombro
con la casualidad que tiene tu nombre. Es la puerta que se abre sin que el viento la toque.


Pero la magia, esa alquimia visceral, no es un regalo del cielo. La magia es la causalidad
que se forja con el cincel de la voluntad. Es el atrevimiento de sostener el encuentro, de
mirar a los ojos más allá del roce. Es la decisión de que esa puerta abierta no se cierre, de
que el encuentro fortuito se convierta en un pacto de fuego.

 

La casualidad nos da la materia prima: el rostro, la voz, el silencio. Pero la causalidad es el
arquitecto que esculpe el momento, la mano que enciende la yesca. Yo, que desconfío de
los dones del azar, solo creo en la geometría de la intención. En la voluntad de hacer que el
encuentro, que fue un accidente, se convierta en la única verdad necesaria.