Franjablanca

Feliz Navidad, poetas

No es el reloj quien dicta la partida

ni el calendario el dueño del destino,

es tu rastro de luz en la salida

lo que marca la huella del camino.

 

Hay un verso callado en cada hoja,

un secreto guardado en el vacío,

y un poema del alma se despoja

del caudal que nos lleva en este río.

 

No busques el final de la montaña

ni el eco de una voz que se haya ido;

la magia de vivir no nos engaña:

está en el pulso del latir vivido.

 

No estaba aquí la tierra prometida,

tan solo nos crecieron los enanos.

La realidad es terca y atrevida,

y siempre nos explota en nuestras manos.