Soy tempestad del verso ilusionado
dándole al mundo mi soñar poético;
porque poseo, del amor magnético,
ese fervor, del fauno apasionado.
Como juglar, gentil y enamorado,
llevan mis letras un mensaje herético;
donde se lee, con ardor frenético,
de la pasión, su anhelo desbocado.
Tienen mis cantos un susurro armónico
mórbido y grácil, celestial y pírico,
de aquellas diosas con hechizo hedónico;
que nos despiertan el deseo onírico,
siempre vistiendo, del placer ciclónico
el beso ardiente, sensitivo y lírico.
Auto: Aníbal Rodríguez.