Cuantas veces he callado esos recuerdos sombríos,
de primaveras invernales y de besos robados,
cuantas Navidades sin Noche Buena sin los míos,
así fue mi pasado y a todos lo he silenciado.
Navidad de pregones con bullicios desmedidos,
el amor de mi adolescencia en silencio se ha quedado,
pues los años ya se fueron llevando días perdidos,
y el amigo del ayer por ella me ha preguntado.
A mi mesa no llego eso que llaman Noche Buena,
antes que den las doce nos llevaban a la cama,
más el cielo estrellado dejaba ver la luna llena,
y antes que llegue Jesús solo con él soñaba.
Los recuerdos del ayer todos esos han cambiado,
donde andará ese amor, que le recuerda mi pecho,
y al amanecer el día hoy a Dios le he preguntado,
¿dime como va mi familia?, y yo aún dentro del lecho.
Es Navidad, señores en la calle van comentando,
recuerdo aquellos mares cuando las doce llegaba,
me abrigaba la esperanza y al cielo iba mirando,
creyendo que, desde allí, Dios era el que me miraba.
Mis Navidades pasadas viven y hoy son recordadas,
y con lágrimas en los ojos a Dios le pido perdón,
por creer en el humano en creencias mal creadas,
que hoy con pena los llevo buscando la mejor razón.
Quiero acabar estas rimas que están llenas de dolor,
pues siento en la garganta un nudo que me aprieta,
Dios ha llegado, señores, trayéndonos mucho amor,
pero son letras de sufrimiento escritas por un poeta