Lina tinz

Dudas vacías.

Como un examen que jamás podría aprobar.

Eso es.

Así se siente.

¿Vale la pena esforzarme por demostrar algo que,

aunque te fuerce a verlo,

seguirás dudando?

Cada día que pasa es una nueva prueba,

una fase.

Cada “te amo” viene acompañado de un “¿por qué?”

y eso

me mata

cada vez más.

¿Por qué?

¿Por qué crees que voy a fallar,

amado mío?

Tu silencio tiene más peso

que tu miedo.

Tengo la sospecha de que el dolor en tu alma,

producto de otro amor,

me está por quebrar,

a causa de nuestra torpeza.

¿Qué más da demostrártelo?

¿Desgastarme si, al final,

igual

me voy a romper?