No celebro la Navidad
por las luces
ni por el estruendo de los brindis.
La celebro
porque permanecemos.
Porque aún cansados,
aun atravesados por silencios difíciles,
sabemos reconocernos
en una palabra compartida,
en un verso que nace
sin explicaciones,
capaz de doler
y de alumbrar al mismo tiempo.
Esta noche no traigo promesas.
Traigo gratitud.
Gratitud por quienes leen
como quien se sienta
frente a un corazón
y lo escucha completo.
Por quienes responden
no para señalar,
sino para acompañar el pulso.
Somos una comunidad
de heridas despiertas,
de voces que no se imponen
ni se esconden.
Aquí la poesía no compite:
se entrega.
Que esta Navidad
nos encuentre fieles
a nuestra forma de sentir,
defendiendo la palabra honesta
aunque tiemble,
aunque no logre nombrarlo todo.
Que el nuevo año
no nos arrebate el asombro,
ni la ternura que se filtra
entre un poema y otro
como un gesto humano
que dice, en silencio:
te leí… y estuve contigo.
Gracias, amigos.
Por quedarse.
Por leer con el alma abierta.
Por hacer de este espacio
un lugar donde la poesía
todavía respira.
Bendiciones para todos.
Les quiero.
—LOURDES
Poetas somos