Una música en la sierra
Fíjense, cabras que tocan las flautas,
de que los mezquites sigan bailando.
Deben seguir contentos. Añorando
desde el alma, tocar las nubes lautas.
Logremos que todos sigan las pautas,
para unirnos a la gran tierra. Cuando
los tambores empiecen, asolando
la tierra, ella marcará ignotas rautas.
Cuando se revele la blanca luna
tras el ocaso, saquen la guitarra
y todos marcharemos hasta la una.
Nos dirigiremos hacia la sierra.
Cuando oigamos una voz en la Tierra,
sabremos que llegamos a su seno.