En el bizcocho
el calentador comparece a su desgaste:
una proteína adelgazada por la intemperie,
una dicha mal delimitada.
El apurado porvenir
se coagula en su diptongación:
territorio,
equilibrio impuesto.
La domarán al borde del volumen,
mezclada con la espátula hostil.
No andaremos.
En el hemisferio vespertino
hemos ingerido, por partes, su ideografía.
Aquí opera la batidora majadera:
se desplaza en su migraña taponeada
por calles y metrópolis.
No hará falta un siglo.
El mosquetero nervioso
ya ha sido consumido.
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© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
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