Desde un rincón de mi alma,
Te deseo en mi piel, amor prohibido
Después del frenesí llega la calma,
A este pobre corazón confundido.
Ya no es solo tétrico silencio,
palabras que quedaron suspendidas
De alguien que ama con arrogancia,
Aunque tenga el alma destruida.
¿Venden la ilusión en una tienda?
¿o la felicidad se construye en fábricas?
El amor es sublime, quiero que lo entiendas
Es como cartas secretas que se vuelven públicas.
Sigue siendo el amor infravalorado,
Por este mundo cruel e inconsciente
Bello sentimiento que debe ser exaltado,
Dulce néctar que se convierte en aliciente.
Los ecos del amor ya se escuchan
En el silencio de las noches temerarias,
Regalos que de lejanas tierras se despachan
Para traer paz y alegría, a las almas solitarias.
Autor: Ángel R. Anaya Puerta
El Ángel de los sueños
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