El olvidado por todos
Siempre quise despertar de este sueño anestesiado
al cual me abandonó mamá una fría noche de cumpleaños,
de esa pesadilla que ya cumple dieciocho aniversarios,
del día que me dejó en este mundo, cueva de renunciados,
que asila tanta gente con latidos y déficit de cariño,
con más miedos que juguetes jamás regalados.
He visto como otros apenas nacidos
con padres sustitutos solucionan su desamparo
pero con un dedo, por su color o belleza son elegidos,
y yo con ellos creciendo, poco a poco los veo irse de mi lado,
mientras detrás de cada aurora espero llegue el mío
voy perdiendo las esperanzas del hogar anhelado.
Mañana seré mayor, no podré quedarme con estos niños
me llevarán a un hogar de mayores abandonados
que dicen es mejor, pero ya sin chances de graduarme como hijo.
Sé que no es verdad, es un lugar aún más olvidado
donde se pierden las esperanzas de ser un humano digno.
Mañana ya no querré despertar de este sueño amargo.
Atardece ya, y nadie vino hoy tampoco por mí a este hospicio.
Esta noche me beberé la vida de un solo sorbo
y con el cristal del vaso escribiré mi leyenda en el piso,
con mi sangre llamaré al padre de mis rezos sordo,
a leer esta historia sin historia, pero con final de olvido.
Llegó el Alba, por fin veo los ojos de un progenitor ajeno,
un padre todopoderoso, pero que en su perfección
se apiadó de su error, de su equivocación conmigo
y me llevó con él a su nido, promesa de creador,
donde ya no existe el desamparo ni el descuido,
ese que no entiende el ser humano juzgador
cada vez que va a adoptar a un niño.