Sergio F.G.

Otra vez

Hay un semáforo en mi calle

que parpadea sin decidir,

ni prohíbe ni permite,

ni avanza ni deja huir.

No hay rojo que frene,

ni verde esperanza,

sólo ámbar pidiendo cautela

al cruzar hacia una estación de nombre vida.

 

Y sin preguntar

me subí al último vagón

de un viejo tren.

 

El vagón se llenó

de mochilas y miedos,

el tiempo empezó a medirse en recreos,

niños fingiendo que todo era juego,

y nadie les pregunta

por qué duele tanto jugar.

 

Y nos fuimos,

como se va el miedo, sin hacer ruido,

con cicatrices marcadas

en asientos vacíos.

 

En el siguiente andén

se llenó de amigos,

codazos, risas y guiños,

todos apuntando al mismo destino:

el de quien viaja

para no quedarse sin tren.

 

Y así, sin saber cómo,

llegamos al último andén.

Ya no se viajaba,

solo se fichaba.

Y el miedo que antes corría

ahora se respiraba.

 

Siempre llueven las mismas palabras,

vuelan los mismos cuchillos.

Resuena la vergüenza

entre nalgada y nalgada,

y nadie dice nada,

porque en este lugar

es más peligroso hablar que callar.

 

Cada día es el mismo guión,

con distinto disfraz,

con el mismo final.

Y el miedo,

otra vez,

en el papel principal.

 

Cada día es el mismo guión,

con distinto disfraz,

con el mismo final.

Y el miedo,

otra vez,

otra vez,

otra vez.

 

Sergio F.G

Obra registrada