La noche es la sublime confidente,
de quienes, del amor los sueños hilan;
de aquellos cuyos versos miel destilan,
y nacen de panales de pasión.
En medio de promesa vehemente
sus rimas , en vaivén febril destilan;
y como rojas rosas que desfilan,
emanan los perfumes de pasión.
Por eso la bendita poesía,
su luz de gran fulgor al bardo ofrece,
sirviéndole de fondo musical;
llevando en cada letra la armonía,
que el alma con sus versos estremece,
lo mismo que una virgen celestial
Autor: Aníbal Rodríguez.