Hay días en los que me quiero desconectar,
salir de la realidad y dejar todo atrás.
Dejar de pensar en lo que no pasó
y en lo que pudo haber pasado.
Pero es difícil
cuando mi propia mente
me obliga a regresar.
Ha pasado el tiempo
y me he dado cuenta
de que nada es para siempre.
Incluso los recuerdos,
en algún momento, desaparecen.
Lo raro
es que lo que quiero que desaparezca
no desaparece,
y lo que no quiero,
no permanece.