Antonio Portillo

LO QUE ME DUELE, LO QUE DEFENDERÉ

 

No hablo por nostalgia,
hablo por la memoria viva de lo que somos.
He visto dictaduras disfrazadas de orden,
he visto al poderoso jugar con el miedo del pueblo,
y he visto a los trabajadores—mis hermanos—
entregar su fuerza a quien nunca les dio futuro.

Hoy me duele el avance de quienes desprecian la democracia,
de quienes quieren domesticar al ciudadano
y reducir su voz a un murmullo.
Y me duele aún más ver a tantos defender a quienes los hunden,
como si la precariedad fuese un collar que temen quitarse.

Pero yo no voy a callar.
Porque el silencio también vota,
y siempre vota en contra de la libertad.

Yo no acepto que nos resignen.
No acepto que nos arrodillen ante falsos salvadores.
No acepto que nos hagan creer
que “no podemos hacer nada”.
Puedo pensar.
Puedo hablar.
Puedo recordar lo que costó cada derecho que hoy quieren romper.

Y eso, amigos, es poder.
Poder del bueno, del que nace en la conciencia
y se extiende como una chispa entre manos que se reconocen.

No escribo por pesimismo,
escribo por amor a la verdad,
por los hijos que vienen detrás,
por los que lucharon antes que yo,
y por los que aún no saben
que la democracia es frágil
solo cuando dejamos de defenderla.

Mientras yo respire,
no firmaré mi rendición.
Ni la tuya.
Ni la de nadie.

Antonio Portillo Spinola 
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