Que hermosas las pausas
esas que te hacen conectar.
Que hermosas las risas familiares
que saben a mamá; y que amansan
como cuando se abraza a un papá.
En la cotidianidad habitan abrazos
que sinceros están, y que amables calan
en el más profundo y bello recuerdo
que siempre nos da de que hablar.
Añoro a mi abuelo, el que me hizo gozar
de las más bellas historias; de él
siempre me quiero acordar.
Que bello es vivir recordando
que siempre que quiera volver a empezar
estarán ellos ahí, en el hueco donde habita
mi más bonito hogar.
Ellos, sangre de mi sangre,
hicieron el camino más bello
para que yo pudiera andar.