Xanae

Presagio de sepulcro

Bajo la lluvia y el cielo gris, me hallaba sumido en el aire que rozaba mi cara. Sentí tus pasos densos y, poco a poco, te logré ver: era una mujer. Mis ojos café dejaron de ser amargos, sumidos en tu belleza y en tu encanto.

​Sus ojos fijos, perdidos en el gris del cielo, no brillaban; eran fríos como el acero. Su cabello largo, color ceniza, mojado se movía hábilmente con la brisa. Te acercaste y los latidos rápidos de mi corazón resonaban bajo el asfalto; me advertían que no era ese tu único encanto.

​Tocaste mi frente; tu mano fría me recordó a la muerte. Tus labios fríos presionaban los míos; te seguí el beso. Mis labios helados ya estaban morados y no paré hasta que mi pulso se extinguió en el silencio.