Señor
evita que mi Patria quede atrapada
en la cultura de la muerte.
No permitas que el ruido del progreso
apague el latido del inocente
ni que la prisa del poder
confunda exterminio con derecho.
Vuelve a sembrar asombro
ante el milagro de nacer,
y enséñanos a custodiar la vida
como don, no como carga.
Señor
guárdanos de llamar bien al descarte
y compasión al abandono.
Que no se endurezca el corazón del pueblo
cuando la sangre se vuelve estadística
y el vientre, territorio de disputa.
Haznos ayunar del egoísmo
y velar en la conciencia,
para reconocer tu rostro
en quien aún no puede defenderse.
Señor
sostén a mi Patria en la hora oscura.
Que no triunfe la muerte organizada
ni el silencio cómplice
sino la valentía humilde
de quien elige amar hasta el final.
Levanta testigos de la vida
artesanos de paz
guardianes fieles
del mañana que Tú prometes.
Así sea.
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