Rafael Parra Barrios

Año Viejo, Nuevo Año

 

 

Año Viejo, Nuevo Año 

 

​El 2025, ya viejo, está por irse. Sin embargo, en su seno fecundo ocurrieron múltiples hechos, algunos de los cuales marcaron el ritmo con que despedimos al sol que cumple un ciclo, para empezar a alumbrar otro nuevo, lleno de luz, fe y esperanza.

 

​El 2025 fue, y lo sigue siendo, un año difícil; pero aún así, destaca la familia como templo del amor bendito que nos cobija sin importar dónde estemos, dándonos el candor necesario para seguir adelante, siempre unidos, con ímpetu imparable, fructuoso y solidario.

 

​Gracias a la familia y a las amistades por abrazar con bondad el presente y el porvenir. Me siento orgulloso de mis hijos y de mis hermanos, de mis amigos y de todos los que conforman este vínculo sagrado. Desde mi corazón os bendigo y le pido a Dios que nos depare, cada vez más, mejores condiciones de existencia para garantizar la magnitud integral de los derechos humanos.

 

​Me siento bien y deseo de corazón seguir luchando para ayudar más a los míos y a la sociedad. Nací para servir y, aunque las alternativas parezcan postergarse, no desmayo en ese afán de alcanzar la primavera y la libertad. Por ello, imploro a Dios que la génesis añal que recibiremos pronto con los brazos abiertos, venga cargada de victorias y éxitos.

 

​¡Que el 2026 no solo sea un nuevo año, sino la oportunidad de convertir nuestras quimeras en realidades compartidas! ¡Unidos y con fe! ✨