Víctor Elguero

La emboscada

Me asaltaron tus labios

y me supo la vida tan a poco

que olvidé tus agravios

y acabé, como un loco,

cocinando tu boca hasta el sofoco.

 

Quise hacerlo despacio,

sin pensar en las fauces del futuro

para así darle espacio

a tu amor claroscuro

e irme haciendo a lo amargo del cianuro.

 

Pero tal fue tu ruego

que acabó exorcizando mi paciencia

y arrastrándome al fuego

donde un mar de violencia

regó mugre en la flor de la inocencia.

 

¡Cómo aullaba tu pecho

al sentir la eclosión de mi apetito

profanando hasta el techo!

¡Cómo ahogabas un grito

si me oías decir: «Te necesito»!

 

Terminamos muriendo

en la tórrida ciénaga del vicio.

Del pudor como atuendo

no quedó ni un resquicio;

de nosotros, tan solo desperdicio.

 

______________

 

En Suances, a las 17:27 del 22/12/2025.

 

© Creative Commons Attribution 4.0