Besos como saetas
que atraviesan mi razón.
Gotas de lluvia ardiendo,
no purifican, queman.
Pecados necios, dorados,
como rayos de sol
dentro de la oscuridad
de tu habitación.
Solo tú sabes
llevarme al infierno y al cielo
con un movimiento
de esos que tatúan
el alma y el cuerpo.