NAVIDAD PERMANENTE
Si al fin comprendiéramos
que la unidad y el amor
no tienen calendario
ni bandera,
no conocen religión
ni frontera…
Hoy no haría falta
abrir más las manos,
ni recordar
que el prójimo existe.
Hoy sería, sencillamente,
la Navidad perfecta:
un mismo idioma
sin palabras,
una alegría compartida
como pan,
y este mundo,
por fin,
una sola humanidad.
— LMML.