Ayer, en la quietud de la noche estrellada,
Un sueño profundo mi alma ha abrazado.
En ese mundo onírico, la duda callada,
Vi un sendero brillante, jamás transitado.
Soñé que mis alas podían desplegarse,
Y volar sobre abismos, sin miedo a caer.
Que mi voz, antes muda, podía expresarse,
Y en cantos de esperanza, el alma verter.
Hoy, al despertar, la luz del sol me inunda,
Y el eco del sueño en mi ser persiste.
Aquel \"puedo\" soñado, mi espíritu fecunda,
Y con fuerza renovada, mi camino asiste.
Ya no es solo un sueño, una vana ilusión,
Sino la llama viva que en mi arde con fervor.
Cada paso que doy, es una afirmación,
De que el sueño de ayer, hoy se hace mejor.
Quizás no sea amor, como antes creía,
Sino un nuevo sueño, una meta audaz.
Una fuerza interna que me guía,
Para alcanzar lo que antes parecía falaz.
Así, con la certeza que el sueño me ha dado,
Avanzo sin temor, con alma valiente.
Porque el \"puedo\" de hoy, en sueños ha brotado,
Y en la realidad se hace eternamente presente.