Antonio Portillo

Grietas de la humanidad

 


Los que señalan la piel,
como si el color fuera una frontera.
Quienes levantan muros contra la lengua,
como si las palabras pudieran dividir el aire.
Los que condenan el amor distinto,
como si el corazón obedeciera a banderas.

Quienes desprecian la fragilidad,
al cuerpo que camina torcido,
a la mente que tropieza en su propio laberinto.
Miran con miedo
al que no refleja su espejo.

Pero el odio es un muro ciego,
y toda muralla termina por quebrarse:
basta una grieta,
basta una chispa,
para que la luz atraviese la piedra.

Y al final,
esa luz no pregunta nombres ni colores,
simplemente abraza,
porque sabe que todos
somos uno.

Antonio Portillo Spinola