Hace ocho años atrás
preparaba un pequeño regalo.
No era mucho,
solo un detalle
que acariciaría tu rostro
y sazonaría tu corazón.
Hace ocho años atrás
pensaba cómo entregártelo,
pero los conflictos y la distancia
me obligaban a cartografiar
el camino hacia tu morada.
Hace ocho años atrás
envolvía tu regalo con delicadeza,
imaginando tu bello rostro
pintado con la sonrisa más alegre.
Hace ocho años atrás
me imaginaba abrazándote,
sabiendo que para ti
el mayor regalo
no era el presente que llevaba,
sino el simple hecho
de poder estar juntas.
Hace ocho años atrás
jamás imaginé
tener hoy tu regalo en mis manos
y no en las tuyas.
Hace ocho años atrás
jamás imaginé
que partirías
antes de que yo llegara con él.
Hace ocho años atrás
nunca pensé
que tendría que mirar al cielo
para decirte:
Feliz Navidad, mamá.