Desata tus ojos
déjalos sin hilo.
El canario se sostiene sobre la rama del aire.
El aire mece los remolinos del árbol.
El árbol sostiene el aliento de las nubes.
Las nubes tocan el trémulo del cielo.
Escucha la alegría del fuego.
Escucha la tempestad del mar.
Escucha el silencio de las hojas al caer.
Observa la corona de la montaña,
el camino lleno de huertos náufragos;
la tierra húmeda por las lágrimas del sol.
Siente el brincar de los grillos
atravesando pastizales de ojos de estrella.
Siente la lluvia de cera gris
entrar en las llagas del trigo.
Siente la arena abrazar
los relámpagos de la luna.
Toca el ácido del césped,
toca los frutos de tu cuna,
los que no tocaron mar, cielo ni tierra.
Gritó la guadaña
antes de mirar atrás.