Soneto del Camino Humano
Nacemos ya de paso, sin bandera,
con el polvo del tiempo en la mirada;
la vida no promete madrugada,
apenas pide andar, dura y sincera.
Amar es resistir a la frontera
del miedo y la distancia reiterada;
cada fe se levanta y es quebrada
por la verdad que arde y persevera.
No hay dios que nos excuse del dolor,
ni ley que calme el pulso de la herida;
vivir es decidir sin salvación.
Quien mira el abismo aprende su valor:
no huir de la pregunta repetida,
hacer del paso incierto una razón.