Tos como de un perro, excesiva flema cesa
verdosa, prominente, exceso tras exceso.
Aquella suave cama convertida en piedra,
nacimiento de un muerto, azul profundo,
qué temor me da.
Despertar de aquel lúcido sueño, oh,
purgatorio en la tierra, como caminar
por cristales, la piel traspasa.
Verde, oh campos, ahora deteriorados.
Humo del cigarro lo percibo por cada
lugar que paso, tosiendo como perro.
¿Aquella tos pudo haber sido parte de mi descenso?
Vomito por todas partes, negro,
putrefacto, solo los cerdos y las
ratas se quedan, el hambre les gana.
Oh rojo, como el vino, caro,
lleno de placer, consume mi cabeza
en un viaje que parece eterno que, al terminar,
tiene una desagradable ¿recompensa?