Gusta Guzman

La Historia de Amor del Sol y la luna.

 

El Sol despertó primero,  
con su fuego dorado abriendo los cielos,  
y al mirar la vastedad del universo  
descubrió una silueta plateada,  
la Luna, que danzaba en silencio.

Ella, tímida y serena,  
se ocultaba entre nubes como velos,  
pero sus ojos reflejaban mares,  
y su piel era un espejo de estrellas  
que temblaban al roce de su aliento.

El Sol la amó desde el inicio,  
con la fuerza de un incendio eterno,  
y la Luna lo amó en secreto,  
con la ternura de un suspiro  
que nunca se atreve a romper el silencio.

Pero los dioses del tiempo,  
celosos de tanta pureza,  
los condenaron a caminar separados:  
él, dueño del día;  
ella, guardiana de la noche.

Así nació la distancia,  
ese abismo que los une y los hiere,  
ese ciclo que los acerca en eclipses,  
cuando por un instante se tocan,  
y el universo se detiene para mirar.

En cada amanecer, el Sol la busca,  
dejando promesas en los horizontes;  
en cada ocaso, la Luna lo espera,  
tejiendo nostalgias con hilos de plata.

Y aunque nunca puedan vivir juntos,  
su amor ilumina la eternidad:  
él arde para que ella brille,  
ella sueña para que él despierte,  
y en ese intercambio de fuego y calma  
se sostiene la vida del mundo.

El Sol y la Luna, amantes imposibles,  
separados por destino,  
unidos por deseo,  
y recordados por cada corazón  
que alguna vez amó en silencio.