el bardo

Siglo XXI

No sería ilógico dilucidar

Que el vetusto río heraclitiano 

Se mueve a una velocidad supersónica en nuestros efímeros días.

La limitada retina

Es incapaz de retener precisamente

La fluctuación constante de esa

Corriente que sigue su curso natural hacia lo no conocido en velocidades (cabe recalcar) no conocidas.

El albor del sentido nos hace creer que permanece quieto, inmóvil.

Cuando todo pasa, nada acontece.

Un sofisma del siglo XXI.