Llegó con ese mensaje inesperado, como una voz que surgió del anonimato para caminar a tu lado. No fue solo el tiempo lo que transcurrió, sino la construcción de algo que no tiene nombre, pero que se siente en el alma.
Fue esa guía que necesitaste en el camino que decidiste recorrer, te guio por el sendero para dejarte con un papel.
Él supo leer la belleza de tu personalidad sin necesidad de verte, valorando cada palabra y cada silencio, entendiendo anhelos y deseos, el amor que le ponés a la vida y hasta los miedos y penas que cargás por dentro. Cumplida la misión, cuando el destino marca el final de ese tramo, él elige la retirada noble del que ha dado todo.
Y así como llegó desapareció., agradeciendo la compañía deseándote lo mejor.
Quedas con la certeza de que algunas personas no vienen para quedarse, sino para transformarte.
Y de repente aparece alguien en tu vida que era un completo desconocido y termina siendo una de las personas más importantes de esa etapa. Aparece sin pedirlo, en el momento indicado, para luego desaparecer en las penumbras, mostrando mientras se aleja su rostro más humano, como si aquella rigidez que sostuvo al acompañar también desapareciera, dejando ver la otra cara de su personalidad.