Hay un tiempo para todo
y todos buscamos
el ansiado tiempo de felicidad.
Feliz el que busca,
no el tiempo correcto para estar alegre,
sino la alegría que brota de amar:
en tiempos de luz, en tiempos de espera,
en tiempos de lucha o de soledad.
Feliz el que ama
en tiempos de duda
y de oscuridad.
El amor subsiste, soporta los vientos
en la tempestad.
Sus raíces crecen, florece y produce
en cualquier edad.
Para todo hay tiempo,
pero todo tiempo
es tiempo de amar.