¡Ay Chavela!
¡En qué parte de la ciudá,
México te ha vuelto volver a ver nacer!
Mientras me bebo un pierde almas
me sento quitar las penas.
Aluego, entre alipus y alipus
ya se me arregló el cáracter
que hasta el mal aigre se me fue.
¡Ay, ay, ay! ¡Chavelita!
No se me ponga chipil.
Viera asté que ya le agarré cariño.
Mire nomás, que la escucho decir asté:
que no llore, que nomás me acuerde.
[¡Ja, ja, ja! ¡Condenada Chavela!]
¡Ay dolor, ya me volviste a dar!
***
Y mire asté que alotro día cuando
me jui pala chamba, astaban los mendigos tecolotes panzones tragándose los magueyes y nopales. Y que de pronto
seme aparace el maligno. ¡Lo juro
por esta, jefecita! Vestido de charro el
muy fanfarrón, pero chaparro el guey. Andaba buscando a ver quien le prestaba unos fierros de a tostón quesque pa\'liviarse el coraje. Me dijo que se le ayudaba, y pos
yo sempre ando ben jodido, ansina los condenados tecolotes que se comeron la pishca. Antonces que me dice el chamuco—mira Filemón, traite el guaje que tiene el burro colgado en el cuello, prepara el horno y ponte a quemar esos magueyes—me ordenó. Aluego quesqueme dice—tritura los magueyes. Y yo muy encorajinado porque el muy catrín solo me ordenaba y nunca ayudaba. Y lo mesmo—quesque ahora prepara vasijas y llénalas de agua... Total, que después de 2 semanas nos bebimos hasta la tristeza, ansina el chamuco y yo, nos hicimos cuates, y pos quelque se duerme pierde. ¡Ay nomás!