Quiero darte mi calor… mi amor y mi fuego.
Quiero que sientas mi cuerpo dándote calor y no lo sentirás más el frío.
Lléname toda de besos, dame un abrazo fuerte, fuerte, fuerte hasta asfixiarme.
Quiero el calor de tu cuerpo sofocándome, y que el fuego nos consuma a los dos.
Quiero sentirte todo mío, quiero borres toda duda de los amores pasados.
Convénceme de que no sigo yo, sino que soy la primera flor, que amas y amaras.
Tengo dudas de esos amores del pasado, en verdad ya están fuera de tú vida?
Quiero seguir siendo un aguacero en tu vida y no envidiéis ese abrazo,
Ellos están casados, son pareja, son amigos míos, quiero ser tu dulce recuerdo.
Te doy mi vida, alma y espíritu, te llevo tatuado en mis huesos, carne y corazón.
No solo tú sientes dolor, ausencia, temor, dudas de amor, sabes que te amo!!
quiero hacerte feliz y que dejes tus dudas, nada es fácil pero hay que borrar
lo que no nos hace feliz, yo te voy hacer feliz hasta que uno de los dos muera.
Dios nos unirá por la eternidad porque este amor es plan de Dios.
¿tú sabes que quiero? Quiero darte mi fuego, mi pasión y no una gota,
una gota no ¡no! Quiero que ardas en mis entrañas y te quemes en mi fuego,
y pidas piedad, clemencia, porque ardes en mi fuego y nunca mas tendrás frío.
Quiero cubrirte con mi cuerpo, rodearte con mis brazos, hasta quitarte el aliento.
¿Si mi amor no te quita el frío? entonces no sé qué hago aquí ¿amándote?
¡Te necesito para qué me des vida, ya no tengo fuerzas para vivir sin ti!
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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BUSCANDO CALOR
Busco la llama que arda, que consuma este frío.
Ya quiero pagar el alto precio de lo que jamás pude soñar.
Una pena, lenta, me carcome por dentro: cadena de un recuerdo que me ata a esta infelicidad conocida.
¿Puede ser esto amor?
Solo busco un cálido refugio que mis ojos claman antes de que se sequen de dolor,
mientras miro la dicha ajena, lleno de envidia.
Mi corazón ansia sentir y, por fin, borrar el frío, saciarme con una gota de esa brasa.
De aquel amor que busqué y solo me devolvió el eco de mi triste desesperación.
Autor: Álvaro s.