JUSTO ALDÚ

SONETO DE LA VIGILIA

SONETO DE LA VIGILIA

 

La casa aprende el arte de esperar,

respira lento el polvo de la noche;

la puerta sabe más que cualquier broche

y el viento finge pasos al pasar.

 

El vino enfría sueños sin tocar,

la cena que huele a tiempo que se esconde;

la vela, interrogando, no responde

y estira su razón al titilar.

 

 

Hay nombres que no cruzan el umbral,

promesas con abrigo temporal

-Un eco que regresa y no prosigue-

 

Navidad del que aguarda sin reproche:

cuando nadie regresa en esta noche,

algo muy hondo nace y no se extingue.

 

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