Milene Tello

Carta a mi cantor

Hola C.. te escribo por aquí, aunque sé que no me vas a leer.

Ya regresé, luego de tres meses, nuevamente estoy por aquí. 

Me encontré a tres de tus amig@s más cercanos, quienes me saludaron con una sonrisa cálida. Les correspondí de la misma manera. Y dentro de mí, me preguntaba si te hablaron de mí. (\"Adivina quién regreso\", \"ayer vi a tu...  caminando por ahí\")

Esa pequeña chispita por ti, volvió a arder cuando llegué. Tu aroma seguía impregnado en mi ropa del armario, sonretodo en la gabardina negra que usé cada vez para salir contigo.

Hoy, mientras caminaba por ese camino empedrado, lleno de árboles a los costados, con decoraciones por temporada navideña. No dejaba de pensar en ti, en tu barba, tu voz elocuente que me contó tantas historias y también me entonó las canciones más románticas que jamás oí. 

Muchas cosas cambiaron, agregaron nuevas pinturas y tallados de madera al lugar. Nuestra casa del árbol blanca, ahora estaba cubierta toda por pintura roja.  Aún así, nos vi sentados ahí, riéndose y disfrutando de la plática y el atardecer.

Me encantaría volver a escucharte, verte jugar como niño a pesar de tu gran edad. Podría ir a ese lugar donde puedo encontrarte los fines de semana cantando, pero me da miedo las consecuencias que podrían surgir.

Tu voz me da paz, me transporta a otros lugares, a dónde nadie más me ha llevado. 

A lo mejor estaré en aquel pasillo del segundo piso de ese lugar, me sentaré en una de las mesitas alejadas para sentirte cerca aunque no pueda hablarte, pero con el simple hecho de poder escucharte...

Me siento en calma...

Con cariño para ti, aunque no me leas.