Sin tu mirada,
ya no tengo la claridad del alba,
ni a tus iris de alas...
Ya no hay poesía,
ni música, ni besos en la brisa...
mi vida es amarga...
Con tanta belleza,
elegiste ser flechadora helénica,
de Troya la diosa...
Mi corazón en pena,
mascullando el gris de su tristeza...
¡Cuídame, oh vida!