Me fallé.
Me fallé al volver a mirarte y pensarte,
al creer que si te escribía, contestarías.
Fallé
al pensar que todo volvería a la normalidad,
que seríamos tú y yo como antes,
como si el tiempo no hubiera cambiado nada.
Me fallé
porque olvidé lo que ya había aprendido:
que algunas personas no se van por falta de amor,
sino porque ya no saben quedarse.
Y aun sabiendo todo eso,
igual pensé en vos.
Eso fue
lo que más me dolió.