Esto no es un adiós,
es un hasta luego,
pero ¿cómo esperar verte de nuevo
si sé que no voy a verte de nuevo Entonces, ¿qué hago con tu recuerdo?
Lo llevaré bajo la luna, para recordar por siempre cómo nunca me sentía solo con tu compañía; cómo la noche era más clara cuando estabas y cómo caminar de tu mano era la mejor manera de terminar el día.
Lo llevaré sobre el alba, para recordar lo hermoso que era despertar a tu lado y, entre besos y abrazos, dejar que el reloj avanzara cinco minutos más. Para acordarme de que contigo descubrí que me encantaban las arepas, de todos los desayunos coloridos que me preparabas, y de que, a veces, despertaba contigo y otras sin ti, pero siempre sabía que estabas.
Lo pondré sobre mi puestito de estudio, para recordarme que no fuimos un amor común y corriente, sino un amor de ciencia y de pasión por descubrir cosas nuevas; que nos apoyamos en los momentos más difíciles y en esas noches de compartir cobija sentados frente al escritorio porque había mucho que estudiar. Por eso, cada logro que consiga llevará tu nombre.
Entre los miles de lugares donde podría guardar tu recuerdo, creo que simplemente lo llevaré siempre en mi corazón. Para recordar cómo me enseñaste lo que es el amor y lo que significa tener a una persona incondicional en la vida. Quisiera no tener que guardar este recuerdo, pero a veces no controlamos el camino que marcan nuestras vidas. Sé que te volveré a ver, y que seremos más profesionales, con muchas metas guardadas en el bolsillo. Qué pasará cuando nos veamos, eso lo dejaremos al destino. Por ahora, guardaré tu recuerdo porque, si algo tengo claro, es que no fueron seis años los que estuviste en mi vida: fue la mejor vida que me diste en seis años.