Sí, te vi
y algo se quedó girando en mí.
Dijiste mi nombre...
casi lo gritaste,
y aunque no te miré,
mi corazón sí volteó.
Desde entonces tu voz
late donde duele,
como un eco terco...
como una llamada que regresa
cada vez que intento olvidar.
Y ahí estás,
renaciendo en el deseo,
justo cuando el destino
cree que puede jugar conmigo
y yo finjo no sentir.
~
Hay encuentros
que aunque breves
se quedan doliendo bonito.
♡