Gabriel Hernán Albornoz

El mejor amigo del perro

Ese sujeto vive en mi casa y habla idioma extraño,

pero yo dotado de inteligencia y templanza

logro entender su amplio vocabulario...

Ese sujeto camina en dos patas,

se va a la mañana temprano

y regresa al sol que el horizonte encalla...

Ese sujeto de lampiño cuerpo y sin rabo

sabe que no me gusta, pero todos los domingo me baña...

Ese sujeto que cuando me inquieto y me rasco

tiene una solución que me alivia y me calma,

¿cómo puede saber tanto

si yo nunca le pido nada?

Bueno, a veces sí, sobre todo al almuerzo,

pero sin que yo diga una palabra

a pesar que paso haciendo siesta el día entero,

siempre a la misma hora tengo mi comida preparada.

Además tiene una magia este extraño humano

que cada vez que enfermo o me siento afligido

me toma con sus patas que él llama brazos

y me lleva a ese lugar siempre tan temido,

y a cambio de unos papeles arrugados

mi salud vuelve y yo recupero mis sentidos.

Lo único que me saca de sereno

es que cada año mi pelambre me hace despojar,

me siento raro al comienzo

pero entiendo que en verano no podría ni respirar,

así de raro es este sujeto,

pero con sus rarezas mi corazón supo ganar,

se puede decir que es el mejor amigo del perro...

¡Es tan completo, que solo le falta ladrar!