Racoon

Te miro y entiendo por qué el mundo sigue.

No es por el sol, ni por el orden de los astros;

es porque tu mano busca la mía en la oscuridad

y el miedo se vuelve una mentira.

Eres el lugar donde mi nombre suena a casa.

La orilla donde mis tormentas se quedan quietas.

Si mañana el tiempo decide borrarnos,

si el olvido cubre nuestras ciudades y nombres,

quedará este instante como una marca en el vacío:

este peso dulce de tu cabeza en mi hombro,

este silencio que lo dice todo.

Amarte es aprender que no soy el centro de nada,

y que ser tu sombra es mi mayor victoria.

No te pido la eternidad, porque ya la tenemos:

está en este ahora que no se puede romper,

en este nudo de luz que hemos hecho con los brazos.

Si yo muero, tú vives en lo que amé.

Si tú mueres, yo guardo el fuego por los dos.

Porque al final del camino,

cuando el universo apague su última lámpara,

solo quedará esto:

que nos vimos,

que nos cuidamos,

y que no tuvimos miedo de ser uno solo.