Aprendí de ti a escapar de la tristeza,
me enseñaste a lidiar con la ansiedad…
y asimilar el desconsuelo en mis días de nostalgia,
entonces empecé a ver la vida… pasar de diferente forma.
Yo que había olvidado sonreír…
inesperadamente vi alumbrarse mi semblante…
como si hubiese ocurrido ante mi…un milagro colosal…
inconmensurable,
pues sin exagerar…van mil inviernos ya…
alejado de sentir esa mansa sensación…
dibujarse en mi faz… inexplicablemente.
No voy a hablar de mis penas,
ya no más,
prefiero esta noche evitar volver a recordar,
prefiero hablar de ti…
y de lo perfecta y exacta…que fue nuestra coincidencia.
Voy a dejar las tribulaciones en el desván,
para que no hieran más,
que, por esta vez, me permitan estar en paz…
conmemorando lo inefable que fue tenerte entre mis brazos.
Guardo entre mis gratas remembranzas…
aquellos nobles sucesos,
todos nuestros encuentros,
los bellos momentos,
las miradas compartidas,
los apasionados besos desbordados,
y cada una de las caricias trémulas…
que pasaban de sutiles a vehementes.
Guardo todo de ti…
cada detalle,
el mínimo instante…acompañados,
los dos como uno solo,
tú en mi mente…
y yo en tu corazón… compenetrados,
unidos para siempre…
como si nunca hubiésemos de separarnos.
La distancia y el tiempo han persistido…
en su perverso afán de apartarnos…
y no han podido conseguir su cometido…
porque simplemente…
entre tú y yo…solo cabe un amor imperecedero…
para eternizarnos.