Cristo de Silencio Interior !
El monte se presenta con diáfanas aristas
y el cielo se serena con mágico candor.
Las horas, como ovejas, avanzan a conquistas
que humillan mis recelos y elevan mi fervor.
La senda se perfuma con tímidas ramitas
de hierba que se inclina con sumo pudor.
Mi espíritu descubre verdades infinitas
que brotan cuando el Niño derrama su calor.
El valle se ilumina sin luces ni centellas
y basta un soplo tenue para imponer rigor.
La brisa se aroma y posa en mis estrellas
la paz que sólo nace del íntimo Pastor.
Oh Cristo que renuevas las sendas más sencillas
destierra de mi pecho la sombra y el temor.
Guárdame en tu silencio de hondísimas orillas,
donde aprende el latido su justo resplandor.
Haz de mi voz eco de tus tiernas maravillas
y de mi andar, servicio vestido de amor!
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