aviemas

El músculo del amor

El amor se parece al ejercicio:

para que algo nazca distinto,

algo primero se quiebra en silencio.

Elegirse cada día es un acto pequeño

que mueve mundos,

un gesto mínimo que evita que la vida

se quede dormida en el mismo lugar.

 

Cuando el amor se apaga,

el duelo se vuelve maestro.

Te hace tocar fondo con las manos abiertas,

te obliga a partirte un poco

para que la luz encuentre dónde entrar.

 

Nada cambia por accidente.

Los cambios verdaderos cargan su propio filo.

Si no cortan, si no rozan la piel del alma,

es porque elegiste el brillo fácil,

esa felicidad rápida que sabe a promesa vacía.

 

Y en la carrera por arreglarlo todo de un tirón

solo se regresa al inicio,

como quien corre sin mirar el mapa,

hasta aprender que lo que importa

no llega cuando uno lo exige,

sino cuando uno se vuelve capaz de sostenerlo.

 

Los cambios que transforman

piden tiempo,

piden coraje,

piden madurar desde adentro,

piden la fuerza suave

de quien ya entendió

que crecer también es una forma de amar

Avi-