Quiéreme así, como la nieve suave,
con su frescor brillante,
y en el mutismo del anochecer cómplice,
te haré una lumbre...
Y te incendiaré lo incendiable,
con toda mi voluntad que sólo el alma conoce,
y que mi poesía define...
con su etereidad, que así lo hará posible...
Aprisa o lentamente,
a tus alas de nieve las haré costumbre,
del frío liberándote,
haciendo saltar una chispa de tu diamante...
Quiéreme así, como la nieve suave,
de tu labio balbuciente...
diosa celeste del amor, diosa de mi mente,
hermosa seas para siempre...